martes, 11 de septiembre de 2012

ONCE TORTUGAS BOBAS SON DEVUELTAS AL MAR


   El Centro de Gestión del Medio Marino Andaluz ha soltado once ejemplares de tortuga boba en la playa de Torregarcía, Almería. La delegada de la Junta de Andalucía en Almería, Sonia Ferrer, y el delegado provincial de la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Pesca, José Manuel Ortiz, han estado presentes en el momento de la liberación.

   Gracias al proyecto de restauración de la nidificación de la tortuga boba (Caretta caretta) en el litoral andaluz once tortugas de dicha especie han sido liberadas al mar en la playa de Torregarcía. Los voluntarios del campo de voluntariado ambiental para la conservación del entorno costero almeriense del Mar de Alborán han podido colaborar junto a mienbros del Centro de Gestión del Medio Marino Andaluz (CEGMA) en la suelta de estos ejemplares.


   Se trata de un proyecto a largo plazo, iniciado por el gobierno de Canarias, que consiste en traer huevos de estos galápagos desde Cabo Verde, archipiélago de origen volcánico situado en el océano Atlántico frente a las costas de Senegal, África, donde un campamento de gente trabaja con las tortugas para que cada año sea posible traer alrededor de cuatrocientos huevos. Éstos suelen ser depositados en nidos en playas de la zona, como  la de Torregarcía, y cuando eclosionan a los sesenta días entre primeros de octubre los ejemplares son trasladados al CEGMA. Aquí permanecen hasta el mes de junio que es cuando se procede a la suelta en el mar. Ésta se produce en los meses de verano porque es cuando la temperatura del agua es óptima, unos 22º aproximadamente.

   El objetivo es que a los quince o treinta y cinco años de ser liberadas, que es cuando alcanzan la madurez sexual, regresen a la playa donde nacieron para redificar sus nidos y, así, aumentar la supervivencia de las tortugas, puesto que en Cabo Verde la población de bobas se está perdiendo.


   Este año únicamente once tortugas han sido liberadas porque proceden de la nidada de 2010. Una potente infección bacteriana se propagó rápidamente y por ello han tenido que permanecer más tiempo a cargo de sus cuidadores. Esta circunstancia ha hecho que las tortugas liberadas hayan alcanzado un mayor tamaño al que alcanzarían en la vida salvaje, lo cual les aporta una ventaja puesto que evita la depredación natural. Todos estos galápagos llevan un microchip en el cuello que permite localizarlas e identificarlas como parte del proyecto.








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