domingo, 23 de septiembre de 2012

AMOR A LA VIDA

Una periodista, sí, yo, en un campo de voluntariado. ¿Raro? Pudiera parecer extraño. Sin embargo, no lo es tanto si esa periodista ama la naturaleza y, además, busca que su función como profesional de la información sea la de acercar el medio ambiente a la sociedad. Para ello, qué mejor manera de adquirir conocimientos correctos para ofrecer información acertada que vivir la propia naturaleza de primera mano, conocer sus caprichos, sus secretos... y acompañada de la mano de expertos en diversas áreas de la misma.

El único objetivo de esta parrafada anterior ha sido el de que el lector conozca el perfil del escritor, puesto que para nada soy lo más importante en esta historia. El protagonismo recae en todo un grupo de personas maravillosas que han conformado el campo de voluntariado ambiental Punta Entinas 2012. Un grupo de voluntarios que me ha marcado.

Cansada de malas personas en la vida, egoísmo, hipocresía, combates de superioridad, maldad, violencia y agresividad, no podía esperar encontrar un grupo como el que he conocido. No creía en poder estar rodeada de tantas personas de buen corazón juntas. Ahí, delante de mí, abundaba la amabilidad, el compañerismo, la preocupación y el apoyo al prójimo, el cariño, las sonrisas, la felicidad y el amor a todo ser vivo del Planeta, abundaban personas de las que ojalá el mundo estuviera repleto. Fue una grata sorpresa este descubrimiento.

Es la primera vez que acudo a un campo de voluntariado ambiental y también la primera vez que me encuentro tantas personas juntas de esta calidad humana. Por este motivo, de alguna manera he creado mi propia teoría. Quizás ocurra que todo aquel apasionado y amante de la vida, de la naturaleza y de las bellezas vivas de ésta, sabe amar al complicado ser que es el hombre, con sus virtudes y defectos. Aman la vida en su conjunto y luchan por proteger nuestro mundo. Un mundo conformado por VIDA no por bienes materiales, donde una sonrisa y un abrazo llena de felicidad a la otra persona o transmite confianza  a otro animal. Y esto adquiere el valor máximo ante cualquier diamante. Por lo que se trata de personas con un valor humano extremo, escasas pero existentes, a las cuales hay que buscar, pegarse a ellas y saber conservar. 

El campo de voluntariado ha sido una gran experiencia que volvería a repetir con los ojos cerrados. Me llevo muchos recuerdos de BUENA GENTE, grandes abrazos, preciosas y sinceras sonrisas, maravillosos momentos... Y por supuesto, la satisfacción personal de hacer el bien por el medio ambiente, por echar una mano en la cura de sus heridas provocadas por nuestra especie. Ahora en casa, alejada de todo ese mundo natural me doy cuenta de la belleza de ese tipo acciones y de lo que reportan a mi persona, me llenan y me hacen ser mejor y más feliz. Por lo que próximamente espero verme con ropa de campo, el moño recogido, desaliñada y llena de excremento del animal que sea ;) pero eso sí, siempre con una gran SONRISA.

Este artículo va por ustedes voluntari@s Punta Entinas Sabinar 2012, porque sin vosotr@s el campo de voluntariado no habría sido tan increíble. ¡No cambiéis jamás! No os olvidaré. Os deseo lo mejor a cada uno de vosotr@s.

Un abrazo muy fuerte.


 Mª Rocío Arcas Serrano.


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